lunes, 1 de agosto de 2011

Puer senex (continuación)

   El pequeño Paulo quedó convertido, a través de los lienzos de Picasso, en el álter ego de su padre. Frecuentemente se nos presenta disfrazado para que adopte las distintas personalidades que el propio malagueño había ido asumiendo durante su trayectoria vital: pierrot, arlequín, torero. El primogénito acapara la atención de un hombre, ya maduro, que descubre la paternidad y disfruta de la fascinación de ver la evolución su hijo, plasmándolo en una infinidad de lienzos, pasteles y dibujos que recogen cada gesto, cada expresión, cada pequeño paso del niño en la aventura de crecer. Quizá buscase reconocerse a sí mismo a través de su hijo. Atisbar lo que en Paulo había de Pablo. ¿Se comportaría igual con un nuevo hijo?

Maya

Picasso con Maya el día de la liberación de París, 26 agosto 1945

Marie-Thérèse Walter con Maya, Juan-les-Pins abril 1936

Marie-Thérèse con Maya

   Alrededor de 1925 Picasso conoce y aborda a Marie-Thérèse Walter en una calle parisina cerca de las Galerías Laffayette. Ella era una joven deportista de dieciséis años que se convirtió en su amante y musa y con quien, el 5 de octubre de 1935, tuvo a su segundo hijo, María Concepción, nombre impuesto en recuerdo a la hermana menor del pintor muerta prematuramente a causa de la difteria. A esta niña familiarmente se la llamó Maya.

   Después de las distorsiones sufridas por la anatomía humana debido a las reglas estilísticas impuestas por el Cubismo, bajo su pretensión de presentar un objeto simultáneamente desde diversos puntos de vista, en los retratos picassianos realizados a partir de 1930 las facciones reconocibles sirven de base a unas nuevas distorsiones de las cabezas humanas, presentando éstas la cabeza contemplada desde más de un punto de vista en una combinación de perfil y rostro completo de frente.
   Sin embargo, con respecto a las deformaciones cubistas, se advierte ahora una diferencia, al incluir bajo el campo de acción tanto a cabezas masculinas como femeninas; de igual forma, las anatomías de mujeres tan cercanas a él como sus mujeres y su hija sirvieron de diana para ejercitar las metamorfosis deformantes.
    Otra nueva característica de los retratos de estos momentos es la presencia de una paleta de colores nada naturalista que, sin embargo, posee toda una serie de significados simbólicos y emotivos. Igualmente encontramos diversas referencias a Matisse, figura clave en la obra de Picasso tomada como referente estilístico y motivo de competencia artística. Por un lado, el francés se nos hace presente en la obra del malagueño en la marcada inclusión de la técnica de cloisonné, ya que las líneas aparecen en negro delimitando amplias zonas de color plano y vivo. Así mismo, Picasso recoge también profusamente los matissianos trazados curvilíneos que proporcionan a las obras un aspecto de arabescos. De esta forma el realismo y la búsqueda de parecidos de los retratos de Paulo quedan ahora sustituidos por el simbolismo y el significado poético que otorgan el color y la forma bajo los que se presentan los retratos de Maya.
 
Picasso, Maya con muñeca, París 16 enero 1938
Si pasamos a analizar los diversos retratos de la niña observamos que las nuevas aportaciones estilísticas mencionadas aparecen claramente manifiestas en ellos. Así, en dichos cuadros, a pesar de que el contorno del rostro infantil sea mostrado en una clara disposición en perfil, se incorporan también antinaturales elementos de una vista frontal. Por otro lado, también se realiza un fraccionamiento de las restantes partes del cuerpo y de los vestidos. Por ejemplo, en Maya con muñeca (París, 16 enero 1938) la herencia cubista late en los planos geométricos de piernas y falda, presentadas, por otra parte, en una posición antinatural. En cuanto al rostro, presenta la superposición simultánea de una vista frontal y de perfil. La sensación de profundidad se consigue mediante una nueva superposición, esta vez de dos campos de color puro, marrón y blanco, que, junto con la posición sentada de la niña sugieren el espacio. Por último, también resulta interesante destacar la utilización de un lenguaje más figurativo en la representación de la muñeca que sostiene Maya que en la propia niña. A la persona real se le aplican unas características distorsionantes que están ausentes de la fisionomía, más naturalista, del objeto inanimado. Todas estas apreciaciones pueden aplicarse de igual modo a Maya con muñeca y caballito (París, 22 enero 1938).
 
Picasso, Maya con muñeca y caballito, París 22 enero 1938

Picasso, Maya con barco, París 30 enero 1938

   La superposición y contraste de planos de color también es utilizada por Picasso para la construcción de la propia figura y sus matizaciones. En Maya con barco (París, 30 enero 1938) las figuras de la niña y el barquito se componen gracias a la contraposición de superficies de color; sin embargo, el peinado y la ropa responden a una representación más figurativa. El rostro de la pequeña se estructura en base a cinco superficies triangulares de cromatismo plano en blanco, verde, rojo, azul y amarillo. Si consideramos de forma independiente esta aplicación del color tan poco naturalista, no conllevaría ninguna aportación figurativa; sin embargo, una vista global nos ofrece su significado, al aportar cada uno de los colores el modelado de las diferentes partes del rostro sujetas a una iluminación distinta. De igual modo, en Maya con barco (3 enero 1938) la construcción de la anatomía responde a una aplicación expresionista del color, sobre todo en el rostro infantil.

Picasso, Maya con barco, 3 enero 1938
  
Picasso, Maya con traje de marinero, 23 enero 1938

 Podría resultar chocante el cambio de actitud formal entre el naturalismo y la delicadeza de los retratos dedicados a su hijo Paulo y los de la pequeña Maya; no obstante resulta plenamente justificable si aceptamos como presupuesto que Picasso no toma como base la ternura o cualquier sentimentalismo hacia el modelo para la realización de sus obras. Su experimentación formal y estilística de cada momento es la única base que reconoce y a la que han de adecuarse los diversos modelos. De esta forma surgen cuadros como Maya con traje de marinero (23 enero 1938) o Niña con barco (29 octubre 1938).

Picasso, Niña con barco, 29 octubre 1938

   Como constatación de este método ya hemos mencionado que los retratos de índole naturalista, básicamente realizados a lápiz, se siguieron produciendo a lo largo de su carrera y tomaron como modelos a sus distintos hijos. Así de Maya se conservan una serie de obras realizadas en distintos momentos la vida de la pequeña con esta técnica como Maya con tres meses (11 diciembre 1935), Maya con tres meses y medio (24 diciembre 1935), Maternidad. Maya con diez meses (5 junio 1936), Maya dormida (verano 1938), Retrato de Maya (1 julio 1938), Retrato de Maya (27 enero 1939), Maya con una muñeca de tela en el pelo (17 junio 1943) o Maya (1944). (Continuará…)

Picasso, Maya con tres meses, 11 diciembre 1935


Picasso, Maya con tres meses y medio, 24 diciembre 1935


 
Picasso, Maternidad. Maya con diez meses, 5 junio 1936

Picasso, Maya dormida, verano 1938


Picasso, Retrato de Maya, 1 julio 1938


Picasso, Retrato de Maya, 27 enero 1939


Picasso, Maya con una muñeca de tela en el pelo, 17 junio 1943


Picasso, Maya, 1944


BIBLIOGRAFÍA
Retratos e influencias.
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